El año que disfruté de mi balcón

Es curioso adivinar el tipo de cosas que nuestra memoria selecciona para traernos de vuelta un recuerdo. Yo creo que una de las primeras imágenes que acudirán a mi mente cuando repase en el futuro este año que acaba será una vista de mi balcón. Este pequeño solaz de mi casa con vistas laterales a la Sagrada Familia de Barcelona ha sido el protagonista de desayunos, comidas, lecturas solitarias, baños de sol de diez minutos, conversaciones, reflexiones, aplausos y esperanzas proyectadas en el horizonte. El confinamiento nos hizo abrir puertas y ventanas a lo poco que nos quedaba en las largas horas de vida monástica a la que nos lanzó la pandemia mundial y a redescubrir este trocito de casa como un trocito de cielo.

Creo que este 2020 a punto de expirar ha sido un año oscuro, sin duda, y a la vez lleno de oportunidades… En mi esfera personal, agradezco estar sana y que toda mi familia lo esté. Eso sin duda ha sido un puntal para vivirlo con mayor esperanza y cordura. A mi alrededor otras personas han corrido diferentes suertes y hemos compartido con ellas el ambiente de frustración del que creo no se ha escapado nadie este año.

Pero en todo este contexto, he sabido reconocer algunos pequeños regalos, envueltos en esta capa de siniestra oscuridad, pero regalos al fin y al cabo.

Este ha sido el año en que aprendí a valorar el presente de manera significativa; a no escatimar el cariño, a gozar con cada encuentro y con cada relación; a utilizar nuevas herramientas para crear y comunicarme; a apoyarme en el equipo; a vivir esféricamente, en todas las direcciones… como dice uno de mis personajes favoritos de la película «Bajo el Sol de la Toscana».

Un año de caída de viejas estructuras, de zozobra, para plantar la semilla de lo nuevo, algo mucho más grande, mucho más humano, que poco a poco construiremos entre todos. Un Nuevo Comienzo, un Nuevo Mundo.

La vida no se corta. Se despliega hasta el infinito, nos hace bucear en las profundidades y nos alza en vuelo. De este 2020 recojo la invitación de la Vida a gozarla con entusiasmo. Entusiasmo, es decir «Dios dentro», es una de las palabras que más venero en mi glosario personal

Ahora toca mirar con esperanza este recién nacido 2021 y tomar las lecciones aprendidas para ser más resilientes, más enfocados y comprometidos con ese «Dios dentro de nosotros», esa pasión que te mueve, ese talento que te insufla vida. Con la madurez de la lección aprendida y de la mirada ampliada, te deseo felicidad en este nuevo trecho del camino.

¡Feliz 2021!

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Soy Imma

Eterna principiante y buscadora incansable. En este lugar deseo ofrecerte herramientas para vivir la espiritualidad de forma práctica y creativa, inspiración y mucho más…

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