Japón, sueños cumplidos, propósitos…

Vengo de cumplir un sueño: hace poco más de una semana aterricé de un maravilloso viaje a Japón.

Hace tres años escribí un post, Ikigai, sobre esta filosofía que impregna la vida del país nipón. En los primeros párrafos afirmaba que sabía que algún día pondría mis pies en ese país, aunque entonces ni podía imaginar cómo. Fijé ese sueño en mi horizonte y me entregué al estudio de la lengua japonesa, sin saber cuándo se realizaría mi sueño, y también sin preocuparme de las maneras en que éste se cumpliría, si venía al caso.

Kinkaku Ji, Kyoto

Este proceso me ha ofrecido atisbos de luz sobre lo que es la tan mencionada Ley de la Atracción… Aunque para mí viajar a Japón era un sueño dorado, no puedo dejar de admitir que una parte de mi temía que ese sueño se realizara. Siempre me asalta el miedo, un miedo atávico que he tenido que trabajar y que parece impregnado en mis genes… Pero he de decir algo en positivo acerca del miedo: el miedo puede salvarte en ocasiones; el resto de las veces, supone un desafío. Y al atravesarlo, creces, ¡y de qué manera! Uno de mis lemas en los últimos tiempos está siendo «Hazlo con miedo». Así que ya me ves, temblorosa, caminando en pos de mis sueños. Avanzar, aunque sea temblando, pero avanzar. Esa es la cuestión.

Lo mismo me ha pasado en otras esferas de mi vida. Sigo trabajando mis miedos, algunos de ellos incluso fobias, y cuando los atravieso siento que mi conciencia se expande y aumenta la seguridad en mí misma. Se parece mucho a la sensación que tengo cuando «accedo» al Mundo Sencillo: es como pasar a otro plano. En los videojuegos, la heroína derrota a su enemigo, obtiene una nueva herramienta y pasa de pantalla…

Y sobre la Ley de la Atracción… Podría explicarte muchas cosas. Que sí, que existe, pero quizás no funciona tal y como nos la imaginamos. Mi trabajo interior en los últimos años ha ido encaminado más al Ser, como fuente de la que emana el Hacer y el Tener. Me temo que muchos empiezan la casa por el tejado, creyendo que deseándolo mucho tendrán la vida que siempre han soñado, y entonces comenzarán a ser. Pero el proceso es justo el contrario… También se produce en ocasiones el efecto contrario y pérfido de culparse una misma por lo que se sufre, porque se malinterpreta que es la consecuencia de nuestras decisiones, conscientes o lo que es peor, inconscientes. Creo que es una óptica equivocada de lo que es la ley de la atracción, pero esto ya daría para otro post…

Hace poco tuve un encuentro «causal» con Rita, una mágica señora venezolana, madre de mi amiga Diona, que nos insistió en una encantadora cena acerca del «Pedir» para situar nuestras intenciones en el Universo… Yo creo igual que Rita que es importante pedir (Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis… ¿os suena?), que hay que solicitar lo que uno quiere, con todo lujo de detalles. Y una vez haces esto, «mandar a bendecir los barcos», que para mí significa centrarme en Ser mientras eso que sueño se cumple -o no-. Porque descanso tranquila en el convencimiento de que si no se cumple «eso» es justamente lo mejor que me podría pasar. Así que sigo confiando en el Universo como administrador benéfico y sabio… Me gusta meditar en la frase de Jesús, cuando decía «Antes de pedir, Dios ya sabe lo que necesitas», pues en el propio deseo inocente y justo ya va implícito el acto de recibir.

Templo Gioji, Arashiyama

Propósitos, sueños, objetivos.. ¿Distingues entre ellos? A mi todavía me cuesta, aunque comienzo a ver atisbos de luz. En mi próximo post te dejaré algunas de mis ideas, fruto de mi propio trabajo interior, acerca de lo que sería el Propósito y la Misión Vital. Este es un tema capital en mi vida, tanto que cada vez estoy más convencida de que conquistar el Propósito y ayudar a otros a sacar lustre a sus talentos es en gran parte de la labor a la que me he sentido llamada.

Regresando a mi viaje a Japón, te hablaré brevemente de mi reciente experiencia. Como sabes, mi conexión con Japón se inició más o menos cuando el Reiki apareció en mi camino y me invitó a tomarle de la mano. Mi relación con esta terapia ha ido variando y aunque nunca la he abandonado del todo, sí que he pasado periodos de crisis… De hecho, estoy atravesando una de ellas, y constantemente dialogo con esa Fuerza que se presentó hace años preguntándome si quería ser su canal para aclarar cuál es el papel que debo jugar en ese compromiso.

Alas de ángel en Pontocho, Kyoto

El Reiki es muy antiguo, dicen que tanto como la humanidad… Pero fue un monje zen japonés quien lo «redescubrió» de alguna manera en el monte Kuruma, no lejos de Kyoto. Dado que teníamos que acordar el circuito entre los tres -Daniel, Èlia y yo- en esta ocasión el tiempo no ha dado para acercarme al monte Kuruma, pero he estado en las montañas de Hakone, en el lago Ashi, he recorrido Kyoto y he visitado templos budistas y sintoístas. Me fascina la manera en que los japoneses viven la espiritualidad. Son tolerantes con todas las religiones, siempre que no sean extremas. Viven agradecidos por todo -nuestra guía en Himeji incluso bendijo el pilar del castillo, dándole personalmente las gracias por resistir durante 5 siglos después de tres intentonas de destrucción, incluyendo terremotos, invasiones y una bomba en la Segunda Guerra Mundial-. Ven todo como sagrado, aunque no se quedan atrapados en los dogmas de fe. Y la amabilidad, la solidaridad y el voluntariado es casi un estilo de vida para ellos, sean o no practicantes o religiosos. A su manera, sienten la necesidad de embellecerlo todo… ¡Qué lecciones más valiosas me traigo de allí! Está claro que también tienen sus sombras, como todas las culturas. Viven muy obsesionados con el trabajo y a veces la manía escrupulosa, el orden y cierta inflexibilidad rozan el paroxismo, pero los valores positivos y espirituales creo que lo superan con creces.

Quizás más adelante haya un «Japón, el Regreso». Mientras, sé que soñaré en regresar -quizás al monte Kuruma-. Seguiré estudiando japonés y de alguna manera, mantendré mi conexión con la cultura japonesa.

Te dejo con algunas instantáneas más de mi viaje.Que pases una linda semana.

Bosque de bambú de Arashiyama
Nara, entrada al templo
Tokyo, vista desde Odaiba
Cats Cafe, Harakuju
Mercado en Tokyo
Vista nocturna de Shinjuku, Tokyo
Mercado de la calle Nakamise, Tokyo

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Un comentario

  1. Gracias, Kath! Me animaste mucho a hacer este viaje y te lo agradezco de corazón. Realmente es un país especial, nunca había estado en Asia y como tu bien me dijiste, es «otro mundo», un mundo muy interesante. Estamos en contacto! Un abrazo!

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Soy Imma

Eterna principiante y buscadora incansable. En este lugar deseo ofrecerte herramientas para vivir la espiritualidad de forma práctica y creativa, inspiración y mucho más…

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