Rescatadores de estrellas

He estado meditando mucho la entrada del 1 de Septiembre… Es la fecha en que los maestros nos incorporamos a la escuela, aun sin alumnos, para comenzar a preparar el curso. Por ello, para mi esta fecha marca un inicio de ciclo, supone un nuevo comienzo. Con todas las oportunidades que esto significa.

Mi intención era hablarte de la Felicidad de Consigna o de Base -a la cual me referí en el post Diario de Gratitud-, un concepto que descubrí gracias a una de mis lecturas de referencia (yo le llamo una de mis Biblias de Cabecera), El Mundo Sencillo de Julia R.Hamrick. Mi enfoque para abordar el tema ha cambiado bastante -aunque no en esencia-, a partir de los tristes acontecimientos vividos en mi ciudad, Barcelona, y en Cambrils este verano. Estamos (mal)acostumbrados a ser espectadores de actos terribles a través de los medios de comunicación y los vivimos como si fueran películas, ajenas a nuestra realidad. Cambia mucho cuando el golpe se recibe tan cerca. No está de menos recordar que este sufrimiento, fruto de la ignorante maldad, es el pan de cada día en países como Siria, Irak, Yemen, Egipto, Nigeria… y un largo etcétera en todo el mundo.

Hace poco  le respondía a un comentario a una lectora, «blogirl» y amiga, Mercedes de Exquisitae (no dejéis de visitar su hermoso blog) que hay una cita en Evangelio (poco conocida) que me encanta y me inspira a diario. La frase original dice:

» ¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.» (Mc 4,21-25)

Para mi, esta frase siempre me ha indicado que tenemos la obligación moral de compartir la luz. También hay otra frase en el Evangelio atribuida a San Juan (me encontrarás citando este libro en muchas ocasiones porque para mí es una fuente de Sabiduría inagotable, junto a lecturas de otras tradiciones religiosas y laicas), que dice que «La Hora más oscura es la que precede al amanecer». 

Yo quiero pensar que estas horas oscuras más que nunca hemos de convertirnos en Obreros de la Luz, para contribuir a que surja un Nuevo Amanecer. Cada uno desde su lugar, desde su ocupación o vocación, desde las posibilidades que tenga. Yo tengo un blog y soy maestra. Si alcanzo a un sólo lector y éste toma alguna idea para mejorar en algún aspecto de su vida, me doy por satisfecha. Si logro aupar a un sólo alumno en su camino vocacional, me doy por satisfecha. Y si hoy tengo una palabra amable para un desconocido, mi felicidad y la del desconocido será mayor al final del día.

Un cuento sobre un rescatador de estrellas de mar lo ilustra así «Un hombre recogía estrellas de mar en una playa. La playa estaba plagada de miles de ellas que al subir la marea se habían quedado varadas y no podían volver al océano. Un chico que por allí pasaba le dijo al hombre: ¿Qué haces lanzando estrellas al mar? ¿Es que acaso no ves que hay miles y que no acabarás nunca de rescatarlas a todas? Tu tarea no es importante. A lo que el hombre le contestó, lanzando una nueva estrella al mar: Para ésta sí es importante.»

Este blog  nació con la vocación de auparme a mí misma, de no olvidar lo aprendido. Por eso tiene en la raíz de su nombre «Beginner» (Aprendiz, principiante), porque como ya he dicho en otras ocasiones, esta vida no da para más. Todos somos aprendices. Y nos ayudamos mutuamente mientras aprendemos. Esto lo veo en el aula cada día: los alumnos aprenden realmente cuando ayudan a sus compañeros. La lección ha quedado plenamente integrada en ellos cuando lo hacen.

Si soy un vaso vacío, no puedo dar agua. He de llenarme para ofrecer agua. No hay que esperar ni siquiera que el vaso esté lleno… Un poquito basta para comenzar a dar.

En las horas posteriores al atentado de Barcelona fuimos testigos de miles de actos de luz: transeúntes que se acercaron a los heridos y a quienes agonizaban para acompañarles en sus últimos minutos de vida;  taxistas que transportaban personas desde el centro de la ciudad o a turistas a sus hoteles sin cobrarles nada; vecinos llevando agua y alimentos a quienes se quedaron atrapados bajo un intenso calor durante horas en las rondas colapsadas de la ciudad; cientos de personas en las colas de donación de sangre en los hospitales,  vecinos de las Ramblas ofreciendo sus viviendas a turistas desorientados, hoteles que ofrecieron refugio y comida gratuitamente a los afectados, servicios de atención médica, farmacéuticos ofreciendo desfibriladores para reanimar a los heridos, policías urbanos desarmados recogiendo heridos en sus coches patrullas particulares, mossos de esquadra, bomberos, coordinados maravillosamente entre sí… Incluso se desconvocó indefinidamente la huelga del personal de control del Aeropuerto.

La Felicidad de Consigna en Barcelona ha aumentado unos cuantos puntos desde aquel fatídico día. Lo he comprobado en la manera en que nos tratamos y nos miramos desde entonces. Habían otras formas de aumentarla, desde luego. No hace falta recurrir al sufrimiento para ello (El AMOR por encima del sufrimiento, SIEMPRE). Pero dentro de la oscuridad, sólo nos queda apelar a la luz.

En el próximo post te hablaré del Mundo Sencillo, del libro que inspirado de Hamrick y de este nivel de felicidad base que he comenzado a perfilarte hoy…

Entre tanto, mira hoy cómo puedes compartir tu luz.

Un abrazo.

 

 

 

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Soy Imma

Eterna principiante y buscadora incansable. En este lugar deseo ofrecerte herramientas para vivir la espiritualidad de forma práctica y creativa, inspiración y mucho más…

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