Foto por Jackson David para Unsplash
Llevo 16 días de confinamiento en casa, junto a mi hija y mi marido. Como millones de personas en el mundo, estoy viviendo desde casa esta crisis global. Soy espectadora del dolor de muchas personas a través de la televisión y de las redes sociales, sobretodo de las redes sociales… También observo cómo pasan delante mía los bulos, las noticias falsas, lo peor y lo mejor de la condición humana, a un ritmo que hace un mes ni siquiera hubiera podido imaginar…
Tengo la firme sensación de que el tiempo se está acelerando, que cada día que pasa cuenta como cinco en mi propio proceso de transformación y en el del mundo.
De cada uno de nosotros depende tomar la responsabilidad de decidir qué papel vamos a jugar en este cambio. Porque el cambio es innegociable. Decía el papa Francisco hace unos días en una entrevista que Dios perdona siempre, el ser humano algunas veces… Pero la Naturaleza no perdona nunca. Pachamama, Gaia, la Tierra… nos está poniendo contra las cuerdas, ¿puedes sentirlo así? Yo no tengo ni un ápice de duda al respecto. Éste es un ultimátum. Nos invita a una gran mayoría a jugar el paper de héroes y heroínas desde casa… Parece un compromiso no muy sacrificado, a pesar de que muchas de nosotras estamos viviendo con ansiedad estos días, sobretodo las que somos madres y seguimos trabajando desde casa. Y ya no te digo a quien sufre en sus carnes las inclemencias de este virus, o tiene a un ser querido en la UCI o ha perdido a algún familiar o amigo… Pero os aseguro que este «ultimátum» es, definitivamente, el último que vamos a poder responder desde una situación cómoda… No me malinterpretes, no quiero jugar el papel de agorera de pacotilla. Puedes tomar o dejar mis palabras como desees, al igual que he estoy aprendiendo a hacer yo. Toma lo que te sirva, descarta con gracia lo que no y sigue adelante.
La Tierra ha llegado a un límite de colapso. Esta es la oportunidad de avanzar colectivamente hacia un mundo mejor o la oportunidad de firmar la sentencia de otro ultimátum que -este sí- será concluyente. Nosotros escogemos.
Yo he tomado la firme responsabilidad de jugar mi papel. Y deseo hacerlo desde el amor, en lugar del miedo.
Desde hace años he trabajado en mí misma, he aprendido con maestros, he utilizado diferentes técnicas, he errado, me he caído, he drenado mi energía con otras personas, me he levantado, he rezado y he seguido adelante. He leído un montón de libros, he asistido a cursos, he trabajado en mí misma y en mis relaciones.
Ahora siento que he llegado a un punto de no retorno. Y comparto este sentimiento con muchos amigos y conocidos, con personas que conozco por las redes y otras más cercanas.
Estos días han sido una prueba de fuego para mí.
Por un lado, he logrado crear en mi casa un hogar confortable, una especie de retiro espiritual. Mi relación con mi pareja y mi hija está mejorando muchísimo, aunque nunca fue ni mucho menos crítica. Ahora más que nunca, siento que en casa me recargo de energía. Siento brotar la creatividad en mi y en mis seres queridos. Practico la gratitud -una de las herramientas más poderosas que puedo recomendarte- a diario, así como la meditación…
Por el otro… Hace un unos días sufrí un drenaje brutal de mi energía a través de varios conflictos con personas de mi entorno. Durante tres días, hacia las siete de la tarde, estaba completamente angustiada, estresada, vacía… Sólo quería dormir. El virus que me había «contagiado» era el del ego que se aferra a lo antiguo y que está circulando a mayor velocidad que el Covid-19, ayudado sobretodo por las redes sociales.
Me retiré, medité, pedí ayuda a mis Guías… Lo que he hecho siempre desde la crisis que sufrí con 16 años -bendita crisis- que me hizo abrir la puerta a un mundo nuevo, hasta hoy. Y ayer recibí una nueva herramienta, de manera casi milagrosa, de la mano de Maria José Flaqué y su curso «Ilumina tu vida».
Quiero compartirlo contigo porque, al igual que yo, estos días quizás te has sentido «invitada» a apagar tu luz. Da las gracias de que hayas experimentado algo así. Hoy, por fin, he tomado plena conciencia de este regalo. Las continuas «invitaciones» por parte de otras personas estos días, los ataques directos, las faltas de respeto y mi propia rabia han sido un AUTÉNTICO REGALO.
Cuando una gran luz está a punto de aparecer, la oscuridad se siente zozobrada. Quiere «salvar los trastos», llevarnos otra vez consigo… Da las gracias a tu sombra y mírala de cara. Y sigue adelante.
En estos días deseo compartir mi experiencia contigo y darte algunas claves para que no apagues tu luz, por más insistente que sea la invitación.
Doy las gracias a Maria José Flaqué por la oportunidad que me ha dado de recuperar mi luz. Maria José, creadora de Mujer Holística, basa su trabajo en las enseñanzas de Un Curso en Milagros, obra que ya te he citado en alguna ocasión y que continuamente regresa a mi vida, especialmente desde que leí «Regreso al Amor» de Marianne Williamson. Es la herramienta perfecta que siempre acude a mi rescate para que regrese a El Mundo Sencillo.
En breve te relataré esas vivencias que me han llevado a regresar a la luz, te daré algunas claves que quizás puedan ayudarte y que podrías aprovechar estos días para crear tu propio «retiro espiritual» para transformarte y avanzar.
Mientras, te dejo con una frase de Un Curso en MIlagros que me encanta, una especie de mantra que forma parte de las frases que me nutren el alma.
» Hay una manera de estar en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo.»
No lo olvides, sé un Faro. No apagues tu luz.