Escribo este post desde mi retiro de fin de semana en Mas Noguer, una “casa pairal “ rústica en Vall de Llémena, en la comarca de la Garrotxa, que bien podría ser la réplica del Mas de Caussó, uno de los primeros escenarios de mi novela Elia de Montsegur. Las profundas paredes, los ventanales con asientos a ambos costados, los techos altos, el tapiz sobre la pared de piedra… Y esa apariencia de fortaleza robusta, semejante a la de un castillo rural, pero con el aire modesto y cotidiano del que ha sido hogar de una familia de baja nobleza durante generaciones…Todo en este entorno me viene a recrear la masía fortificada que imaginé mientras escribía mi novela.
Huele a leña, y desde el sofa donde escribo estas líneas puedo ver, a través de unos grandes ventalanes, los cipreses que rodean la construcción bañados por la luz tenue que se cuela en un cielo nuboso, que dibuja ya el crepúsculo.
Evocar desde aquí el Mas de Caussó, lugar imaginario del hogar que alojó la cátara familia Planissoles, me ha traído a la memoria el proceso que he vivido para dar a luz esta historia. ¿Qué le hubiera dicho a la Imma que comenzaba a esbozar aquel libro sobre lo que vendría después de poner el punto final al relato? ¿Qué le diría a un escritor novel que no tiene mucha idea de qué hacer con su obra? ¿A alguien como a mí, que me encontraba perdida con aquella historia bajo el brazo, sin saber qué camino escoger, a quien acudir…? Así que he cogido la tablet para relatar mi experiencia con la autopublicación, deseando quizás hablarle a aquella Imma del pasado o a la escritora o escritor del ahora que esté leyendo estas líneas.
Algunas consideraciones previas
Como he explicado en alguna otra ocasión, Elia de Montsegur se gestó a fuego lento, muy lento. Desde una experiencia que me marcó hace más de veinte años y que fue el acicate para comenzar a escribirla, hasta que estuvo lista para ser corregida y a la venta en librerías, pasé diferentes periodos vitales. Tuve que madurar, trabajar creencias que me desempoderaban, conectarme con mi propósito y transitar lugares que no hicieron más que enriquecer todo el proceso, aunque enmedio del caos creativo era incapaz de ver “the bic picture”, como dicen los ingleses, “la vista general” que da sentido a todo y que sólo se resuelve con el tiempo.
En ese proceso también me di cuenta de lo mucho que tenía que aprender – y sigo aprendiendo-, no sólo sobre escritura, sino sobre todo lo que supone gestar y dar a conocer tu obra. Por ello no desaproveché las ocasiones que se me presentaron -y que busqué- de formarme en diferentes aspectos. Hice un curso de novela a distancia en Doméstica de la mano de Cristina López Barrio y también la formación gratuita del Método Mapea de Roger Domingo mientras daba las últimas pinceladas al manuscrito. Paralelamente, iba investigando acerca de las posibilidades de publicación del libro.
Por eso, antes de investigar sobre las opciones que puedes tener una vez ese manuscrito esté listo para salir al mundo, déjame insistir en la utilidad de revisar y mejorar tu obra. En ocasiones no es necesario gastar mucho dinero en asesorarte al respecto. Puedes acudir a foros de escritores, blogs o apuntarte a formaciones gratuitas, como yo hice.
Pero no todo es gratuito en este mundo y si algo he aprendido en los últimos tiempos es la importancia de valorar tu vocación invirtiendo en ella, ya sea en tiempo o en dinero. Si lo piensas bien, al cabo de un mes realizamos muchos gastos que no nos compensan y sólo se producen para satisfacer el ansia consumista de esta vorágine en la que todos y todas estamos inmersos.
Si tienes que ahorrar antes de invertir, ¡hazlo ya! Pero no demores el momento de dar prioridad a lo que más deseas. Yo tenía muy claro mi sueño de llegar a publicar mi novela y ahorré para invertir en mi libro durante meses. También has de tener claro que los formadores, sobretodo aquellos cuyos resultados estan contrastados, también invierten su tiempo y recursos en ti y que no viven del aire. La cuestión es decidir lo que quieres hacer con tu dinero.
Y ahora voy a hablarte de otra inversión, de la autopublicación, que era para eso que has llegado hasta aquí ¿verdad? ¡Vamos al lío!
Publicar, quizás autopublicar...
Cuando comencé a escribir “en serio”, allá en mi pubertad, acabar un manuscrito significaba el inicio de un largo periplo antes de ver colmado el sueño de verlo publicado en las estanterías de una librería. Podías presentarte como autora novel a algún concurso literario de tu pueblo, provincia, país… Esta sigue siendo una opción válida para atraer la atención de una editorial.
La otra vía más común es enviar tu manuscrito a una editorial que publique libros de temática parecida a la de tu libro y esperar, esperar…esperar a que te contesten. O que no lo hagan nunca. Lo más habitual, si tu libro no despierta el interés de la editorial, es que ni siquiera te digan que lo han recibido. Los manuscritos se amontonan en las bandejas de entrada de correo de las editoriales, cientos de ellos, y llamar la atención de los editores es una cuestión titánica. Entran en juego muchos factores. La suerte es uno de ellos sin duda, pero hoy en día prima muchísimo la capacidad de atraer lectores, si se ha labrado ya una fama vía redes sociales, etc.
Por eso suelen publicar en las editoriales aquellos escritores que, de alguna manera, ya son “conocidos” o mediáticos. Se trata de rentabilizar la inversión que la editorial hace en ti y hoy en día no estan para apostar mucho en desconocidos. Una editorial es una empresa que calcula bien sus riesgos.
Puedes optar por esta vía y si así lo haces, encontrarás también consejos en otros blogs, webs y plataformas de formación para orientarte.
Mi consejo y el de muchos escritores noveles y profesionales es que no envíes de primeras la totalidad de tu manuscrito a la editorial, sino un “briefing” y una carta de presentación, además de un informe de novela, si es posible, donde presentas las posibilidades de venta de tu idea.
No voy a profundizar hoy en esta opción. Si te interesa el tema, déjame un comentario al pie de este post y en posteriores entradas entraré en detalle sobre esta opción.
Si tu libro es finalmente aceptado por una editorial, esta tendrá los derechos de publicación y el autor suele quedarse un tanto por ciento de las ventas, que suele ser bastante bajo en muchos casos (Entre un 5 y un 10 % en el mejor de los casos). Por eso, a menos que seas un gran “best seller”, muchos autores no llegan a vivir de su arte solo con las comisiones de venta que cobran de las editoriales.
¿Qué es la autopublicación?
La fórmula de la publicación es la que yo elegí para Elia de Montsegur. Tuve una conversación con Daniel, mi marido, una vez acabé el manuscrito, que me abrió los ojos ante esta posibilidad. Había invertido esfuerzos, veinte años de mi vida, ilusión y dinero en mi idea. Amaba tanto mi libro que no estaba dispuesta a llevarlo al mercado de las editoriales y únicamente sentarme a esperar su respuesta. Sin cerrarme en banda a esta opción, exploré la idea de autopublicar.
Existen editoriales que ofrecen fórmulas mixtas. Yo contacté Universo de Letras, que pertenece a la Editorial Planeta. También me acerqué a Caligrama, de Penguin Random House, aunque fue la primera la que finalmente me sedujo.
Supongo que te preguntas de cuánto estamos hablando. Cada editorial tiene sus fórmulas y ofrecen diferentes “paquetes” para autopublicar tu obra. Por poco más de 700 euros puedes tener una opción digna para dar a conocer tu obra, aunque esta cifra varía de editorial en editorial. Este paquete “básico” suele incluir revisión ortográfica, maquetación, registro y distribución del libro, además de la impresión de un número acordado de ejemplares. Los extras que aumentan este precio de partida pueden incluir el informe de lectura, la revisión léxica y de estilo y acciones de promoción, como entrevista en una revista o medio de comunicación, participación en concursos internacionales, gestión de la presentación del libro al público y cartelería publicitaria en librerías, entre otras ventajas.
Cuando autopublicas, el riesgo de la inversión lo asume el propio escritor, pero la gestión de la editorial te ahorra mucho tiempo en todo el proceso y suple tu desconocimiento en los pasos a seguir, sobretodo cuando es la primera vez que publicas. El informe de tu novela, que incluyen algunos paquetes básicos, destaca los puntos fuertes y aquellos a mejorar, una previsión del interés del mercado en tu historia, un análisis de la trama, etc. Tienes la opción de revisar una vez más tu manuscrito, aplicando los consejos del equipo de la editorial, o dejarlo como está. Otro punto atractivo de esta fórmula es que los derechos de autor no son cedidos, sino que los conserva el propio escritor, con lo cual el porcentaje de ganancias es mayor. Aun así, en mi caso en el mejor de los escenarios puedo obtener un 35% de las ventas cuando estas son online o directamente en la plataforma de la editorial. Cuando vendes a través de intermediarios, ya sea Libranda o plataformas como Amazon, Casa del Libro, Fnac, el tanto por ciento es mucho menor, llegando a ser casi como el de la publicación directa con la plataforma de la editorial. Además, el hecho de conservar los derechos de autor te permite la libertad de negociar con otras editoriales o plataformas, sin que tengas ninguna exclusiva con la empresa con la que firmas el contrato de autopublicación.
Como no quiero extenderme mucho en un único post, permíteme dejarte reflexionando un poco sobre estas ideas…
Si lo deseas, puedes comentar tu experiencia o tus dudas el pie de este post y nos vemos dentro de poco en un segundo post sobre la autopublicación, donde intentaré resolver tus inquietudes acerca del tema y profundizar un poquito más a partir de tus preguntas.
¡Hasta pronto!
Foto: Markus Winkler