Dicen que entre los vocablos del mundo, éste es uno de los más hermosos. Para mí ciertamente lo es.
Nankuranaisa: なんくらないさ
Proviene de un dialecto antiguo del archipiélago de Okinawa, Japón, una de las «zonas azules» del mundo. Es decir, uno de los lugares donde se cuentan más personas longevas por kilómetro cuadrado. Puedes leer sobre ello en este post titulado Ikigai. Cuando una conoce el significado de Nankuranaisa, comienza a encontrar alguna razón lógica a semejante privilegio.
Su significado puede variar, aunque originariamente tenía el sentido de «Vive hoy por el bien de mañana». Ha derivado actualmente como «Con el tiempo, todo se arregla». También puede traducirse como «Al final todo irá bien». En todo caso, apela a la esperanza de que vale la pena vivir un nuevo día y ver cómo las cosas suelen desenvolverse de manera armónica en un plan perfecto, sin que tengamos que controlarlas o forzarlas.
Los Okiwanenses suelen recitarla como un mantra. Ellos han hecho del arte del buen vivir todo un paradigma. Ante el ataque de pensamientos reiterativos y catastróficos, o simplemente al vérselas con la inquietud de un problema cotidiano, dejan ir un «Nankuranaisa» esperanzado y sereno.
He escrito Nankuranaisa en mi cuaderno de palabras preferidas del japonés, en mi diario personal, en mi diario de manifestación y en mi agenda. La quiero incorporar entre mis mantras cotidianos.
Un mantra es una expresión o palabra que se repite con el fin de acceder al estado de conciencia con el cual ésta resuena. Yo suelo invocar cada día El Mundo Sencillo, con el mantra «Elijo el Mundo Sencillo, donde todo es fácil» (y sus derivados). Puedes leer sobre El Mundo Sencillo aquí.
También he incorporado «Mi éxito es inevitable y siempre estoy en el buen camino», sugerida por la coach Maite Issa, a quien sigo a través de sus talleres, instagram y podcasts.
Hace unos días leí esta palabra justo cuando me encontraba alterada por la insistencia del acúfeno en mi oído e inmediatamente noté cómo cambiaba mi estado de ánimo. Me he dado cuenta de cuanto más la repito, más calma llega a mi mente y más me dejo fluir.
Estoy en el camino de sanar, a través de las molestias de salud que ahora estoy sorteando y a las que todavía no he encontrado conscientemente un significado. Confío en que mi alma, mucho más sabia que mi ego ordinario, sí lo haga. No siempre sanamos en todos los planos de conciencia al mismo tiempo. En ocasiones, la sanación se produce en el alma, en el espíritu, antes de que lo haga en el cuerpo o en la mente.
Recitar palabras me consuela y me anima. Es una de las herramientas para el bienestar que tenemos a nuestro disposición y que a mi particularmente me ayuda a no caer en el Diseño para la Desarmonía -el opuesto al Mundo Sencillo-. La resistencia es la manera más rápida de cambiar de canal y caer en ese vórtice de desasiego.
Por eso, todo aquello que me ayuda a soltar, a no resistirme, a fluir, me hace vibrar un poquito más alto.
¿Y tú? ¿Utilizas mantras habitualmente en tu día a día? ¿En qué situaciones te resultan útiles? Quizás han pensado que sólo los practicantes de determinadas religiones saben cómo utilizarlos… ¡O que es cosa de hippies trasnochados! Si lo deseas, puedes dejar un comentario y compartir tu experiencia al respecto.
Espero que tengas una feliz semana, principiante.