Verano. Descanso y desconexión… Paso estos días en la isla de Menorca, en ese lugar donde me es tan fácil acceder a la dimensión de El Mundo Sencillo. La dimensión donde impera el Diseño para la Armonía y sólo el Amor es real.
Esta vez, sin embargo, la vida me ha puesto un test de resistencia algo más complejo de lo que acostumbraba a sortear.
Después de una otitis importante, hace dos años, estuve un mes con el oído izquierdo tapado y se me perforó el tímpano. Aparentemente aquella infección curó, pero me dejó como residuo un pitido en el oído, lo que se conoce como titinus o acúfeno. Con la osteopatía, el ruido disminuyó.
Pero mi osteópata de cabecera, Odalie, se mudó de ciudad y con todo sobrevino la pandemia.
Al mismo tiempo, contacté con una otorrina especialista en acúfenos, y me prescribieron continuar con la osteopatía y llevar una férula en la dentadura para dormir. Me hicieron pruebas para descartar causas graves, como un tac en la cabeza, y finalmente la otorrina diagnósticó que el orígen era muscular, de la tensión en las mandíbulas.
Hace unas tres semanas tuve una nueva otitis y noté una nueva oclusión en el mismo oído y el ruido inicial se disparó. Pasó de ser un rumor como de agua corriente a un pitido eléctrico y agudo. Ha llegado a ser tan fuerte que he rozado la desesperación…
El nuevo osteópata me hizo una primera visita y me dijo que era probable que mi acúfeno no tuviera cura, pero que él iba a intentarlo por la vía muscular.
Aquí en Menorca el ruido ha ido in crescendo, al igual que la infección. He estado tomando antibióticos, tres tipos diferentes. En la última visita, el médico de urgencias me dijo que la infección estaba remitiendo, pero que todavía notava molestias porque quedaba un resto que me provocaba la sensación de oclusión.
He estado investigando por internet -eso que no es recomendable hacer cuando se sufre de alguna dolencia- y he visto que en la mayoría de los casos, los acúfenos no tienen cura. El osteópata ya me adelantó que lo más probable es que tuviera que hacer algún tipo de terapia psicólogica para sobrellevar el ruido.
O sea, que lo único que arroja lo que he podido leer o averiguar al respecto es que mi destino es vivir permanentemente con un ruido en el oído, noche y día.
Estos días ni siquiera me apetecía sentarme a meditar, porque por más que tratara de enfocar mi respiración, el silencio acrecenta la percepción del ruido. He decir que no he consolidado todavía el hábito de meditar cada día, es algo que hago de vez en cuando sin horario. El osteópata me recomendó la meditación como un medio para calmar la ansiedad. El otorrino de urgencias, me prescribió ansiolíticos, pero he decidido aparcarlos. Sé que si entro en ese túnel me será muy díficil salir del él.
Estuve dos días que, al regresar de la playa, me encerraba en mi cuarto a llorar y a invocar al Mundo Sencillo. El ruido era desesperante y no tenía lugar donde esconderme para escapar de él. Trataba de adivinar qué era lo que en mi mente había desatado esta patología, cual era el orígen “real” y qué me estaba explicando sobre mí misma. Infructuosamente.
Comencé a bucear por internet, para dar con un video sobre los acúfenos y en los comentarios leí el testimonio de varias personas. La mayoría decían que no se habían curado del acúfeno, pero que habían aprendido a convivir con ello. Sólo una persona decía haberlo superado, gracias a la medicina ayurvédica. Este testimonio tambien afirmaba que los acúfenos suelen darse en personas que le dan “muchas vueltas al pensamiento”, proyectadas en exceso hacia el futuro o presas de preocupaciones. Personas a las que les cuesta poner freno a la mente.
Esto ya me fue sonando un poco…
Desde que comencé a hacer Reiki, varias maestras me dijeron que tenía una maraña de energía en la cabeza, que había demasiado foco ahí.
Otro testimonio en youtube decía que la ansiedad sólo acrecentaba el ruido y que la única manera de que éste se integrara con las ondas cerebrales, hasta hacerse “sobrellevable” o poco perceptible, era relajarse, no ponerse nervioso. También hablaron de terapias basadas en el sonido.
Así que opté por relajarme, invocando al Mundo Sencillo. He decidido soltar las riendas y ver dónde me conduce todo esto.
El ruido sigue ahí, como una bandada de grillos en verano. Es eso lo que imagino mientras voy entrando en el sueño por la noche, la manera que tengo de relajarme un poco. Por suerte, aquí en la isla llevamos tal trote que no me cuesta nada dormirme. El mar produce un efecto sedante en mi.
Llorar me ha ido bien para sacar todo el malestar y la frustración inicial. Ahora trato de convivir con el ruido mientras trazo un plan para mejorar mi bienestar general. Me doy permiso para ser autoindulgente y esperanzas para creer en la recuperación.
Aparte de este problema ótico, estoy teniendo otros problemas físicos, con el ciclo menstrual, articulaciones y espalda.
Creo que la vida me dice que tome otro camino. Hace tiempo que escucho este mensaje, pero no sé a ciencia cierta hacia dónde virar.
De momento, meditar regularmente y ponerme en serio con la dieta va a ser mi prioridad. También voy a seguir tomando la tintura floral Ginevitex para el reequilibrio hormonal. Me pondré en manos de otorrina y osteópata para ver si puedo mejorar, pero no voy a esperar demasiado para optar por una alternativa. Quizás pase por el ayurveda, o quizás contacte con una osteópata como Odalie, de la escuela francesa energética-informacional, que tanto bien me ha hecho y que me gusta especialmente por su enfoque global mente-cuerpo.
Y voy a aplicarme de nuevo con el Reiki, para autosanarme. Sesiones en el oído y sesiones completas de reequilibrio de chakras.
Sigo abierta a conocer lo que la enfermedad me dice, porque sé que es éste el quid de la cuestión, la clave la de liberación. Y sigo eligiendo el Mundo Sencillo, donde sé que reside la solución a cualquier malestar, la sanación y el bienestar auténtico.
Dentro de poco espero contar aqui una buena noticia, en relación a mi parte creativa. Un proyecto que he estado cocinando a fuego lento y que está a puntito de ver la luz… Me gustaría compartir su nacimiento contigo.
Pronto en sus pantallas.
Que sigas viviendo un verano en salud y bienestar.