Foto de Josh Adamski
«Durante 40 días, vas a observarte a ti misma como un halcón, desde las alturas». Así comienza la invitación de Lisa Natoli en su curso online «40 días», que finalicé la semana pasada, basado en Un Curso en Milagros.
Mi experiencia con El Mundo Sencillo me conectó de alguna forma con las ideas principales que subyacen en Un Curso en Milagros, aunque aparentemente ambas obras y sus autores no estén relacionadas.
¿Que qué es un Curso en Milagros? Uno de los libros espirituales más influyentes de los últimos años, llamado por algunos clásico de la «Nueva Era», un libro «inspirado» escrito en la década de los 60 por una psicóloga estadounidense, Helen Schuman y editado por su compañero de profesión Kenneth Wapnick posteriormente. Helen afirmó escuchar una «voz» que le redactaba el texto y, a pesar de sus reticencias iniciales, fue animada por Wapnick a tomar notas. Schuman indentificó la voz con J (Jesús, el Cristo histórico). En él, el concepto «milagro» difiere substancial y sorprendentemente de la idea judeo-cristiana. Por explicarlo de manera muy básica y rápida, es un todo un tratado de vida y de «reconexión» con Dios, una práctica espiritual para el Despertar que puede ser seguida por todo aquel que desee tomarla, sin adhesión a ninguna religión ni grupo -la práctica es individual y no hay gurús a los que seguir, tan sólo el seguimiento de la lectura y los ejercicios-. El curso se difundió en un inicio de boca a oreja, a través de las referencias que otros autores espirituales han hecho de él, y en los últimos tiempos se ha incrementado su alcance por las posibilidades de internet y redes sociales. Se puede adquirir de manera gratuita o pagar por un ejemplar encuadernado… ¡Incluso puedes comprarlo en Amazon Books! Quien actualmente está a cargo de su difusión y conserva los derechos de edición es la Fundación que el propio Kenneth Wapnick creó tras la muerte de Helen Schumann.
Este tratado me ha «perseguido» durante años a través de otras lecturas y experiencias, se ha presentado ante mí una y otra vez, como una invitación constante a conocerlo, siempre serena y discreta. Aparecía, la apreciaba, la saludaba y volvía a «retirarse», por así decirlo. Aunque estoy acostumbrada a los acontecimientos «sincrónicos», no le daba más importancia al asunto. Simplemente, no me interesaba leer todo el tratado y estaba segura de que mis guías espirituales -Jesús incluido- me lo pasaban por alto, por decirlo de alguna manera… En su momento desconfié un poco de entrar de lleno en el estudio del curso, por que siempre he huido de todo lo que me resultaba aparentemente «sectario» y también porque el curso en sí me parecía demasiado intenso, espeso y difícil de comprender. Bajo mi humilde punto de vista, las elecciones en este sentido han de ser personales, íntegras y coherentes con la vida que hemos elegido, más allá de las confesiones de cada uno y respetando siempre a las personas que comparten su experiencia con nosotros.
El año pasado como te comenté practiqué junto a Iciar Piera en su taller «25 días para los Milagros» y fue la propia Iciar quien me recomendó profundizar este año en «40 días con Lisa Natoli», el programa gratuito en el que esta maestra americana se basó para crear su propio programa de trabajo sobre los conceptos de Un Curso en Milagros.
Tanto Iciar como Lisa me han ayudado a adentrarme de una forma comprensible, amena y a la vez profunda en la esencia de El Curso y a transformar ese contacto con una experiencia directa y práctica en mi vida diaria. Aunque sigo sin leer el tratado de manera sistemática como se aconseja, he podido trabajar directamente con sus conceptos básicos y a darle un sentido más amplio y multidimensional en mi vida. Me ha ayudado a comprender cosas que hasta ahora permanecían en la «sombra» o en la incertidumbre y a mejorar mi conexión trascendente, mi relación personal con Dios. Quizás tu que lees estas líneas sientes un ligero quemazón al pronunciar ésta palabra, tal y como sentía Lisa, según explica en el curso, no sólo con la palabra Dios, sino con Jesús, milagros, espíritu… En más de una ocasión yo también he aclarado cual es mi punto de vista al respecto, y en todo caso, si has llegado hasta aquí seguramente es porque la vivencia de la espiritualidad es algo no del todo ajeno a tu propia experiencia, o al menos es parte de tu búsqueda personal. ¡Al fin y el cabo esto es Spirit for Beginners!
Ya sabes que aquí puedes intercambiar en todo momento la palabra Dios por otra por la que te sientas más cómodo. Yo la utilizo sin pudor porque para mí tiene un significado profundo, amplio y familiar, más allá de cualquier idea religiosa que puedas imaginar o en la que puedas creer. Personalmente, pasé por la iglesia católica de manera libre -no recibí especial instrucción en mi familia, más bien se extrañaban de verme tanto en misa-, sigo estando cómoda entre mis amigos cristianos y con el mensaje de Jesús, aunque cada vez me siento más desligada de los sistemas de creencias dogmáticos y más conectada con la espiritualidad universal, más allá de las religiones. Por mis intereses literarios me acerqué también a la espiritualidad cátara, que al contrario de «Un Curso en milagros», observa el mundo desde un punto de vista dualista. Y sin embargo… comparte muchas de las ideas gnósticas del tratado escrito por Schuman.
El pensamiento básico que subyace en el tratado es que el mundo, tal y como lo percibimos, no existe. Es una creación de nuestra mente, separada de Dios. Y otra frase recurrente en el tratado es «El Amor no alberga resentimientos.» El perdón -un perdón no mundano, que más que perdón es liberación, paz mental- es la gran herramienta para «deshacer» la ilusión de la separación.
En resumen, lo que ha supuesto el curso de Lisa Natoli para mí, ha sido:
- Un cambio de percepción: de horizontal a vertical. Una nueva visión de la realidad, que reafirma los conceptos de El Mundo Sencillo.
- Una ampliación y consolidación de la práctica Mindfulness.¡He conseguido meditar ininterrumpidamente durante 40 días, un mínimo de 5 minutos diarios! Y sigo con ello… El Curso habla en varias ocasiones de El Instante Santo, todo aquel en que tomas conciencia de la Presencia, en silencio o en cualquier acto de tu vida cotidiana.
- Un reconocimiento de mi propia santidad y la santidad en los otros. «Todo encuentro es Santo». Esto se parece al saludo hindú «Namasté» en su práctica. Reconocer la santidad de todo encuentro nos conecta más amorosamente con otros seres humanos, que viven también su experiencia con nosotros.
- Desprenderme del resentimiento y practicar el auténtico y liberador Perdón: sigo trabajando en ello, aunque la mejora ha sido substancial.
- Mayor fluidez, desprendimiento y serenidad en mi manera de afrontar el día a día.
- Una mejora de la Invocación, la práctica de «dejar al espíritu todo» y a trabajar siguiendo los dictados del entusiasmo.
- Experimentar más auténticamente mi propio Ikigai.
Tras «los 40 días», analogía de los 40 días del retiro espiritual de Jesús en el desierto, sigo practicando lo aprendido, poniéndome a prueba con los pequeños o grandes conflictos del día a día. Me quedo con esta frase, dicha de maneras distintas en el tratado, como guía: «Sea cual sea la situación o el problema… la respuesta correcta es siempre el Amor.»
Por si quieres explorar por tu cuenta, aquí te dejo los enlaces a la escuela de Iciar Piera y al taller de Lisa Natoli.
*Link de El Camino de los Milagros, de Iciar Piera*
*Link al curso de Lisa Natoli*
¡Feliz Semana!